martes, 22 de noviembre de 2011

Noviembre...

¿Alguna vez has pasado por  una calle solitaria en una tarde de noviembre? Estoy seguro de que yo no soy la unica persona que ha notado que noviembre es tranquilo, con sus hojas cayendo, sus palabras rebuscadas y su pequeño mundo de silencio...

Si tienes algun tiempo libre en esa gran carrera que se llama vida te pedire que mientras estes en noviembre salgas de la cudad... Tomes el autobus o conduzcas tu automovil hacia ninguna parte, ya estando ahi podras sentarte en silencio y dedicarte a escuchar, entonces te daras cuenta que la quietud tipica de este mes te dice algo, te remonta a epocas antiguas que ya no tienen lugar en la memoria de ese gran ser vivo que llamamos planeta tierra, te dice que olvides los viejos amores y que des paso a los nuevos...

Pon atencion y entregate a los brazos otoño, ella es dulce, callada, tranquila y sumisa y el viejo tempo es su padre, no es como el invierno o el verano, el invierno es frio... demasiado frio, y el verano es caliente... demasiado caliente, pero el otoño es diferente es tibio pero tambien frio, sabe olvidar... en realidad esa es su mayor especialidad, OLVIDAR.

Y hace dormir te pierde en un sueño profundo en el que te hunde en su manto de hojas cafes  y te hace perder la cordura... Es cruel, te hace recordar a el antiguo amor que se marcho pero tambien te hace morir de amor por el nuevo... ese que ilusiona ese que mata...

Pero hay que dejarse llevar por el amor y recordar que otoño tambien es hermosa y le gusta escuchar, y saber que ella tambien te dice que debes prometerte volver a amar y asi te cambiara poco a poco, moldeandote como arcilla que la lluvia ha mojado...

Si has pasado por una calle solitaria en una tarde de noviembre te pedire que mires al cielo, localizes la nube que el cielo moldeo a su capricho y dediques un pensamiento al otoño y recuerdes que alguna vez leiste un relato acerca de el mes presente y si el frio de noviembre se cuela por tu camisa y te hace temblar ten por seguro que es una caricia de aquella que en secreto te ama... De aquella que te espera...

                                                                                                                                Y Decidete...

miércoles, 19 de octubre de 2011

Tarde adherida en una hoja de papel...


Si, las hojas de los arboles se mecen lentamente, mientas yo sigo aqui, justo aqui, siempre aqui, esperando pacientemente la llegada de un autobus rojo... El paisaje tranquilo de la tarde denota una ausencia de alumnos, los taxis se detienen ante mí, esperan que me suba a ellos... Una camioneta con alto parlante hiere el hermoso silencio que se habia formado a mi alrededor...

El viento se limita a soplar, esta cantando, ululando, hablando el extinto idioma de babel, un remolino de viento se levanta a lo lejos, y despues de desvanece tan rapido como vino, y es dificil alzar la vista con tanto polvo, pero al fin lo veo, a lo lejos, con ese toldo rojo, las grandes ventanas y el letrero que indica sus primera y ultima paradas, se detiene ante mi, me subo y continúo escribiendo; y los pasajeros ven a un muchacho de cabellos castaños y lapicero en mano, escribiendo, narrando, pero dejan de prestarle atencion y vuelven a mirar por sus ventanillas, pensando en sus trabajos y las interminables preocupaciones de un lunes por la tarde...

Pero yo continúo escribiendo, aunque el autobus deforme mi letra con su perseverante vaiven, puedo sentir el aire en mi cara; divirtiendose, alborotando mi cabello, robando lentamente la juventud a mi piel, pero yo sigo escribiendo, contruyendo un poema con un lenguaje, talvez, demasiado rebuscado para una tarde calurosa...

Y las nubes se cierran en el horizonte, el chirrido insolente de una trompeta ensordinada que interpreta un jazz me arrebata la inspiracion... Pero las hojas de los arboles se mecen lentamente y me devuelven la inspiracion robada...

La gente esta desesperada, impaciente, loca por ganarle dos minutos al tiempo y se preocupa demasiado, miran con envidia al muchacho de cabellos castaños que escribe un poema deseando tener tiempo, tener juventud...

Las flores florecen en el campo y las miro absorto, comenzando a sentir un viento frio que se cuela por un mal dobles en mi chaqueta gastada y gris...

Y mis ojos se cierran del sueño producto de un cansancio de dos noches continuas sin dormir, pero antes de dormir profundamente veo a un muchacho de cabellos castaños, escribiendo un poema acerca de un viaje en autobus, pero talvez, en un lenguaje demasiado rebuscado para una tarde calurosa...