viernes, 30 de septiembre de 2011

Cesped...


La gota rozó suavemente mi mejilla, me encontraba acostado en el pasto que recubría la erosionada corteza de aquel campo, era tarde, lo sabía porque las nubes eran de un color gris oscuro y el sol agonizaba entre los pequeños espacios que aun luchaban por subsistir entre la gran cobija negra que las nubes habían tejido en el firmamento, en ese momento solamente quería quedarme ahí, para siempre, con el peso de la caoba de una guitarra sobre mi pecho, mi cabello ligeramente alborotado y desordenado se mezclaba con los pedacillos de pasto y tierra que había en el suelo, las cuerdas de la guitarra produjeron un dulce sonido, sin darme cuenta había llevado mis manos al mástil de la guitarra y tocaba aquella tranquila melodía que oí aquella tarde, cuando pensaba en ella…
Sigo acostado sobre el pasto, un insecto pasa trazando círculos enfrente de mi cara, me pregunto si podre llegar a la cima de aquella montaña, está lejos, aun así lo intentaré… Algún día lo hare, ahora estoy, muy bien en el pasto…
El pasto esta frio, las gotas de rocío de la noche anterior lo humedecieron, ahora mis ropas también están húmedas… Mientras me percato de esto pienso en ella,  sus hermosos ojos cafés en la penumbra de una tarde de agosto… Es simplemente muy bello…
La  noche por fin ha llegado, me levanto del pasto, recojo mi guitarra y me la echo a la espalda, camino por un sendero mal iluminado, no estoy solo, su recuerdo viene conmigo, mientras mis pies descubren rocas en el pavimento, la luz de un auto ilumina mis pupilas, soy un caminante en la noche…
Vaya, el sueño me ha sorprendido, no tendré miedo al pasar la noche a la intemperie, soñare cosas bonitas… Cosas Dulces…

Soñare con Ella….

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